NOTA 2: A los 14 y mi voluntad



Me he dado cuenta que he vivido poco o quizás lo suficiente para saber algo de la vida. A lo largo de esta, he podido saborear una serie de experiencias que me han acompañado en la búsqueda de mi propósito y significado. Debo mencionar la vergüenza que me da al haber pensado alguna vez que había tratado muchas veces de salir de donde me encontraba, cuando ni siquiera había dado el primer paso; al pensar que nada más importaba cuando no me había dignado a valorar mi ser.

Sentirse perdido en las sombras, sentirse abandonado en el vació, sentirse ubicado al margen de la vida o simplemente sentirse olvidado en el ayer duele. Pero esto bajo ninguna circunstancia debe borrar la esencia y la esperanza de un mejor mañana. Ya que perder la batalla sin siquiera reconocer el campo es la viva idea y filosofía del cobarde.
A veces es muy  difícil seguir cuando una guerra no te da ninguna victoria, pero en el fondo debo tener la satisfacción de que se intentó. El mundo donde vivo no es exactamente el mundo donde quisiera vivir, pero tengo mucho o nada que hacer y eso ya lo he decidido.

No tengo que limitarme a ver mi realidad con sus impedimentos;  al contrario  debo crear un ambiente donde mis debilidades luego sean mis fortalezas, los amargos momentos en la vida mis experiencias; un ambiente donde mi ingenuidad de joven será sabiduría en el mañana, en los que los engaños a los que me he enfrentado no se conviertan en rencores perjudiciales, más bien en lecciones de vida; donde mi familia, amigos y fe sean un campo donde florezcan los más puros sentimientos en la vida.

Simplemente tengo que adoptar la aptitud. “Lo importante no es solamente dar un paso, sino dejar huella”. Hay una fuerza más poderosa que las que se conocen; una que desde nuestro interior nace para moldear el exterior convulsionado y que podría significar el cambio de nuestras vidas. Voluntad. No es simplemente una habilidad que como seres humanos nos permite avanzar o crecer, va más allá de dar un paso y llegar para después no continuar. Es una virtud, un valor y hasta un don que puede cambiar el rumbo del planeta. Aunque no es solamente entender este principio, más bien adoptarlo, vivenciarlo y explotarlo.

He pensado que simplemente es cuestión  de voluntad, que el vivir es una batalla donde tienes que vencer los obstáculos que te impidan llegar a tu meta, donde “la voluntad es la punta de la lanza del éxito” y “la gran victoria que hoy parece fácil es el resultado de pequeñas victorias que quizás pasaron desapercibidas”.
Pero ¿Cómo empezar a recorrer el camino? Si, armándote de los instrumentos necesarios: Dios, amor, fe, esperanza, metas y la fuerza de la voluntad.
La voluntad es querer vivir, tener objetivos, buscar la libertad, formar una unión con nuestro ser, no tener miedo los fracasos,  es trabajo con esfuerzo, amor al deber, y una pisca de dinamismo. ¿Cómo avanzaré si me limito  a lo que conozco? ¿Cómo creceré si me impido aprender? La voluntad es lo que abre las puertas a lo que por miedo desconocemos. A veces el miedo nos paraliza, pero al vencerlo se avanza. El miedo no es una opción, el miedo al fracaso convierte todo eso que añoramos en imposible, cuando por dentro sepamos que se puede lograr. ¿Cómo esperar resultados diferentes si nos limitamos a utilizar las mismas técnicas? 

A veces no creemos porque no vemos, y no avanzamos por miedo a errar. Tomar el camino correcto depende de mí, solo yo puedo descubrir mis anhelos. El hecho de escoger un camino significa abandonar otros, responsabilizarme de mi, mi camino, mis decisiones, las consecuencias, es lo que debo hacer.

Las personas creemos que no hay un porqué de nuestra existencia, que solamente estamos en un proceso de transición, donde no hay nada de nosotros que dar. No se trata de cosechar lo que otro ya ha sembrado; sino sembrar y agradecer por la cosecha. La voluntad necesita motivación, entre mayor motivación se le ponga, todo aprendizaje será más fácil de adquirirlo.

Ahora sé que  la  voluntad en mí, tiene que ser firme, no debo detenerme hasta saber que llegue, no rendirme por el hecho de perder una batalla cuando se tiene una guerra que conquistar. Hay que hacerlo divertido, con entusiasmo, hay que vivir, no creer que vivimos.  

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