Querido lector,
De espalda se conoce a la gente. Ya sean familiares o
amigos. Porque de frente ves tu reflejo y los arlequines que fabrican tus sueños.
De espalda conocí a un niño que de frente ha sufrido y
no da la vuelta por el trauma vivido. Hoy solo corre y huye del tormento del
pasado. De espaldas a mí, busca su futuro.
De espalda los
amigos no saludan y se comunican en el lenguaje del silencio y la métrica de la
distancia. Ellos huyen de un frente que ya consideraron perdido.
De espalda conocí la lealtad y a su enemiga, la
traición. En el baile de caras, algunos todavía asisten con su frente en alto.
Hasta otra nota,
Diálogos de Almohada.
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