Querido lector
Veintisiete largas noches tuve un álbum sin
tu foto. Esas mismas noches me hizo falta tu abrazo. Te confieso que te asigné
mil rostros y tu voz hizo eco en indistintos tonos.
Veintisiete largas noches busqué la
definición a tu concepto. Mismo hecho fue con tus regaños. Mientras en repisas
de mis compañeros, yo envidiaba que tu figura era para ellos alegría, pero para
mi solamente ausencia.
Veintisiete largas noches, doña Ausencia me
contaba historias que en mi mente resonaban como ensayos. Nunca hubo ni una
queja, solo una esperanza de encontrarlo. Ella me contó tus pasados, tus
presentes y nuestros encuentros futuros.
Veintisiete largas noches busqué la pieza
del rompecabezas que se rompía en más pedazos. Y luego de tanto silencio, tu
ser tuvo significado y lo llamé papá.
Hasta otra nota,
Diálogos de Almohada.
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