El pensamiento

Querido lector,

Todas las mañanas corre libre como en pradera, el pensamiento de nosotros. No se cansa ni detiene, simplemente corre buscando la noche, porque recuerda que allí éramos uno.

Y lo veo gritar que lo esperes, diciéndote que pudiera correr tan rápido como se lo pidieras; y que podría alcanzarte si tan solo lo permitieras, pero ve como te alejas en trayecto opuesto.

Veo todas las tardes el mismo pensamiento extrañarte, como yo ahora extraño el café por las mañanas, sentado en tu cama. Escuchando los chascarrillos y penas bañadas en lágrimas. Conciliando nuestros latidos en perfecta armonía.

Y aunque el humo del cigarro nubla nuestro reflejo en el espejo, una tenue luz de fondo ilumina nuestros sueños y apacigua nuestras angustias. A pesar del miedo que tengo de mis manos por su poder ambivalente, las protejo por haberme permitido sentir la delicadeza de tu piel.

Llegada la noche, cuando ese pensamiento te busca donde solía estar un nosotros, ahora en su lugar encuentra vacíos. Anhelando que sea de mañana para correr libremente por mi mente de nuevo.

Hasta otra nota,

Diálogos de Almohada.

Comentarios