Querido lector,
Escribe esto un fantasma que no logra apaciguar su
dolor. Desde las ventanas cubiertas con gruesas cortinas de lino, no puede ver
más allá de su pena. Deambula buscando el sentido que perdió.
Escribe un fantasma desquiciado que llora lagrimas que
no mojan papel, pero tiñen de rojo el suelo por desconsuelo. Busca frenéticamente
un escape de su prisión de 2 por 2.
Escribe un fantasma con suerte de nada, que busca
explicaciones en cajas de esperanza vacías. En su lugar encuentra cajones de
llenos de preguntas.
Llora el fantasma sin poder aliviar su dolor. Busca un
alma que no dude la razón de sus penas. Busca luz que sus ojos no logran
reflectar. Se quiebra el fantasma entre ruidos que en humaradas de juicios decretan
sentencia.
Escribo ahora por el fantasma, porque a él se lo han
prohibido. Doy fe que conozco su sentido y propósito, aunque él olvide que lo
lleva consigo.
Hasta otra nota,

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