No fuimos nada,
ni un casi algo.
Si hubo besos, de vez en cuando.
Mi devoción encantó tu ego.
Mi ilusión alimentó tu engaño.
Fuimos citas por
casualidad de tiempo.
Trajines de rutinas en conversaciones
de tráfico.
Me agarraste la mano y yo te di un
beso.
Cinco de diez dijimos bromeando.
Fuimos audiencia
de la peor película.
Te jactaste de preferir las de Nolan.
Fuimos un vaticinio de levitante
insomnio.
Así entre humos y vapores tentamos el
calor de verano.
Mis oídos
florecían al alba buscando rocío de tus palabras.
Sin embargo, como Echo recibí similar
castigo en la caverna del olvido.
Donde mis palabras fluían como aguas
lóticas.
Mientras tu interés se estancaba como
aguas lenticas.
Pues, tu simpatía compadecía la
ingenuidad de mis pasos.
Aludiendo
demencia en el mismo lugar que nos conocimos.
Aceptemos la negligencia de la
atención al detalle.
Perdimos el decoro de fingir que nos
importaba,
Y en mezcla de apatía e indiferencia
nos desentendimos el uno del otro.
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