Entre lienzos de mis sentidos, tú eres el otoño.
Mi memoria te percibe en matices de luminiscencia.
Te veo en la paleta más suave de emociones asonantes.
Son danza de recuerdos que al tacto quedan bien en lino.
Eres cada tono en que pintaría el eco de tu ausencia.
Las calles conocidas ahora lucen diferentes,
La noche que era nuestra ahora es de divagantes.
Los días pasan, pero tu voz persiste
En el abanico del desconsuelo, umami melodía triste.
Eres color mostaza como el recuerdo de tu camisa,
De aquella primera vez que me viste.
Tan vibrante y picante como la curiosidad de hablarte.
Eres aún ese tono cálido que en mi mente se desliza.
La energía de Apolo, cálida junto la mesa a la piscina.
Eres en mi memoria un recuerdo terracota,
Como los abrazos que llamaba míos.
El recuerdo de tus cabellos deslizándose en mi palma.
Un poco de humo, con fragancia de complicidad.
Así dormíamos en la intimidad de la madrugada.
Tu sonrisa refrescante como pinceladas de rosa y malva.
Tu mirada inquisitiva devanando mi profundo amor por ti.
Llena de advertencias, cautelas y pasos en falso.
llenándonos de prejuiciosos encuentros en tardes doradas.
Sin vacilo de tontear; sin pena de llamar nuestro encuentro
una cita.
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