Los platos caen de la alacena

 Querido lector,

Los platos caen de la alacena, pero ya no se quiebran. Los perros ladran a medianoche, pero ya no me muerden. Las puertas truenan de día, pero ya no se cierran. Los gritos acaparan la voz, pero ya no se escuchan. Los niños escuchan el drama, pero ya no se asustan. Las luces se apagan con intermitencia, pero ya no nos alumbran. Los lazos se sueltan mojados, pero ya no nos lastiman. Los trapos pasean en el patio, pero ya no los estrenan.

Los crueles castigan despacio y a eso le llaman disciplina. Los gritos cubren el llanto, pero ya no se disipan. Los golpes marcan el cuerpo, pero ya nadie se fija. Los justos callaron sus bocas y ya no es batalla. Los grillos orquestan batallas y ya vamos perdiendo. La humanidad se olvida y ya no somos hijos.

Hasta otra nota,

Diálogos de Almohada.





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